Depende de la utilidad que se les dé. Pueden servir como medio de transporte para trasladarse al trabajo, para pasear, o un arma mortal. El automóvil y la motocicleta suelen ser tristes compañeros en las estadísticas de accidentes viales. En los últimos años, Tucumán ha integrado los diez primeros puestos en el ránking de accidentes viales. Entre 2011 y enero de 2012, nuestra provincia había aportado 257 muertos a los 7.485 decesos viales, según el relevamiento de la asociación civil "Luchemos por la vida".
Hay casos, por cierto, que sobresalen del resto por su desmesura. En nuestra edición de ayer, dimos cuenta de que el servicio de emergencia de Trancas atiende diariamente a víctimas de dos casos de accidentes, sin tener en cuenta los subregistros con traumatismos. El índice de mortalidad supera el 37% (en un mes mueren cerca de siete u ocho personas) y un 22% de las víctimas queda discapacitado. Las edades promedio más afectadas son las que van de 9 a 48 años; el 98% es de género masculino. Es decir que por año y por esta causa, mueren entre 84 y 96 tranqueños. El departamento de Trancas cuenta con 17.300 habitantes (censo de 2010), de los cuales 7.000 viven en la ciudad. Con el objetivo de combatir esta realidad, un grupo de pasantes rurales de la Facultad de Medicina que trabaja en el hospital de Trancas lanzó un programa de educación y seguridad vial llamado "Caminos Seguros Trancas", con el apoyo del municipio y otras entidades.
Entre las causas de esta grave problemática social, que se señalan el desmesurado crecimiento del parque automotor, el desorden del tránsito, la falta de control y la inexistencia de un tribunal de faltas, razón por la cual no pueden labrarse multas a los infractores. A ello se suma el consumo de alcohol entre los jóvenes, especialmente durante los fines de semana. la Policía Vial de la Provincia realiza operativos cada quince días y es la única facultada para multar en ese departamento. Nuestro fotógrafo registró imágenes de niños conduciendo cuatriciclos.
La situación que se vive en ese municipio es mucho más que preocupante, no sólo por la cantidad de accidentes al mes, sino también por elevado promedio de víctimas mortales. Esta realidad está reflejando una ausencia de educación vial en la comunidad, así como la irresponsabilidad de los conductores y de los padres, en los casos de los menores que conducen vehículos. También se pone en evidencia la incapacidad de la autoridad para ordenar y controlar el tránsito. Parece inconcebible que el municipio no cuente con un tribunal de faltas.
Aunque en los próximos días por iniciativa de los pasantes rurales de Medicina, habrá charlas con proyección de videos para niños, adolescentes y adultos y se conformarán debates entre bomberos, funcionarios y médicos, sería importante que la educación vial se enseñara en las escuelas y que hubiera cursos evaluaciones exigentes para obtener la licencia de conducir, poniendo mayor énfasis en los motociclistas que se han convertido en los principales protagonistas de los accidentes. Mientras no seamos conscientes de la gran responsabilidad social que significa conducir cualquier vehículo y que se trata nada menos que de preservar la vida de las otras personas y la propia, estaremos lejos de bajar los índices de transgresiones y de mortalidad vial.